Arrozales

La gran transformación agrícola del delta nos ha llevado a tener en la actualidad 22.000 ha de arrozales. Estos arrozales aparte de representar uno de los componentes económicos más importantes de estas comarcas, un apoyo importante para la rica avifauna deltaica, representa un lugar de cría excelente del Anopheles atroparvus.

Este es un mosquito típico del arrozal, ya que en él encuentra las condiciones ecológicas adecuadas para su desarrollo, aguas dulces y limpias, un poco sombreadas y ricas con nutrientes (hongos, bacterias, protozoos). Como su lugar de cría es un lugar bastante estable presenta un ciclo larvario más largo que el resto de mosquitos deltaicos (10-12 días). También presenta unas características morfológicas que hacen de su larva una de las especies más adaptadas a este medio, así la capacidad de rotación de su cabeza de 180º, lo hacen permanecer prácticamente en superficie, filtrando todo lo que queda retenido por la tensión superficial del agua, tanto en la parte de arriba como en la de abajo.

Arrossar

Este mosquito en su fase adulta ha representado en el pasado uno de los elementos más graves para la salud humana y ha sido objeto de un estudio profundo. El Anopheles atroparvus era en la zona del Delta del Ebro el vector del Paludismo. Gracias a las campañas antipalúdicas se consideró erradicado el paludismo de nuestras tierras hacia el año 1945. Las campañas con quinina e incluso la introducción de un pececillo larvòfag contribuyeron a su erradicación.

La colonización del delta y la progresiva mecanización agrícola nos ha llevado a un incremento muy notable de este cultivo en la zona. Asociado a este incremento de cultivo hemos sufrido un incremento de mosquitos de esta especie, que si bien hoy por hoy no representan un elevado riesgo sanitario, sí que se han convertido por su volumen, y su característica acumulación en los núcleos habitados, uno de los mosquitos más importantes de la zona.

Mosquit picant a un humà

En el ecosistema que constituye el arrozal se desarrollan otras especies de mosquitos como el Culex modestus y el Culex pipiens. El primero presenta una gran agresividad hacia los humanos, pero presenta una muy baja capacidad de desplazamiento, así se convierte en un mosquito muy molesto para las personas que tienen una actividad en el cultivo en las horas crepusculares, pero pasa prácticamente desapercibida su actividad en los núcleos urbanos. Los últimos años pero, ligado a cambios en las variedades de arroz utilizadas en el cultivo, la presencia de esta especie en el arrozal ha experimentado un fuerte aumento, por lo que se hace patente en las poblaciones o núcleos habitados que se encuentran más en contacto con el arrozal. La segunda especie de mosquito, a pesar de ser la misma especie que los mosquitos que se desarrollan y causan problemas en los núcleos urbanos, probablemente por desarrollarse en aguas limpias, no presenta una marcada antropofilia y son las aves y los batracios su principal fuente de sangre.

Arrossar

Desde el mes de abril, que el cultivo se pone en agua, las hembras invernantes (hembras ya fecundadas) de An. atroparvus buscarán la ingesta de sangre para desarrollar aproximadamente 200 huevos que depositarán en el arrozal. De esta manera se inicia el ciclo anual que se prolonga hasta el mes de septiembre con la siega del arroz, la bajada de temperaturas y la desecación del arrozal.

Su curva de vuelo representa una típica campana de Gaus con los dos extremos anteriormente citados y un máximo de actividad concentrado en la primera quincena de agosto.

En el campo de control de esta especie existen muy pocos trabajos en todo el mundo, bien sea porque suele ser un problema muy ligado con el tercer mundo (donde se aplican soluciones no deseables ni permitidas por nosotros), o también porque las zonas productoras de arroz no suelen estar muy pobladas, acumulando la población residente lejos del foco larvario, como puede ser el caso de la Camarga francesa.

Otras zonas del mundo como los EEUU, con zonas de arrozales importantes, practican un control intenso de este insecto, realizando cada 10-15 días unos tratamientos generalizados en toda el área de cultivo. Esta solución que parece muy sencilla y clara no es asumible por parte de nuestro territorio, ya que 22.000 ha tratadas cada 15 días entre el periodo de junio a agosto, hacen un total de 132.000 ha de zona a tratar, que resulta un hito inviable física y económicamente.

Este hecho nos ha llevado a buscar otras estrategias de control, basadas en un estudio profundo de la dinámica poblacional de esta especie en nuestros arrozales.

Se parte de que las hembras vienen a picar a los humanos a los núcleos urbanos y urbanizados, ya que es en estos donde a diferencia de tiempos pasados, se concentra la población. Entonces, surge la pregunta de por qué con posterioridad esta hembra depositará los huevos a larga distancia, en el centro del delta, cuando las condiciones ecológicas de los arrozales que rodean los propios núcleos habitados son idénticas a las más alejadas? Esta fue la hipótesis de trabajo inicial que se confirmó con un extenso trabajo de campo realizado durante los años 92-93, donde se muestrearon una vez por semana 56 arrozales de toda la llanura deltaica, incluyendo todas las posibles variables existentes (lejos de pueblo, cerca de pueblo, cerca de granja de aves, de cerdos, etc).

Mapa de la zona de tractament

Como resultado se fijaron unas franjas perimetrales de los núcleos del delta de unos 600 metros de ancho, que evaluando criterios de eficacia y de coste económico se han convertido en las llamadas franjas de seguridad.

Mapa de les franges de seguretat

Estas franjas de seguridad, constituyen las superficies de control de los arrozales, y en función de la ubicación de cada núcleo habitado, esta superficie es más o menos elevada. A continuación se muestra una tabla con la relación de las diferentes zonas:

Zona Superfície (ha)
Amposta 60
Eucaliptus 60
Poble Nou 180
Muntells 200
Sant Jaume d’Enveja 200
Sant Carles de la Ràpita 100
L’Ampolla 170
Camarles 170
Deltebre 350
Riumar 200
L’Aldea 300
Total 1.990

El ideal de tratamiento de estas franjas comprende la realización de 5 tratamientos a lo largo del ciclo de actividad de estos insectos. Pero el elevado coste económico que ello supone, ha hecho que a lo largo de 15 años sólo se hayan podido hacer tres tratamientos por temporada, que aunque resultan escasos, nos han ayudado durante este periodo de años a disminuir en cierta medida la población de An. atroparvus en el delta. La experiencia positiva adquirida a lo largo de estos años en este tipo de control, nos permite hoy en día afrontar estos tratamientos ampliándolos a 4, para garantizar un mejor control de la especie en cuestión así como también de la otra especie problemática del arrozal, el Cx. modestus.

Avioneta realizant tasques de tractament

Una vez hecha esta aclaración sí es cierto que ciertas zonas presentan una mayor problemática a la hora de ejecutar los tratamientos. Es el caso de zonas de arrozal imbricado con otros cultivos o almacenes, como es el caso de Amposta, o también determinadas zonas de arrozal destinadas a otras actividades como pueden ser las piscifactorías en el centro de la zona de control, como es el caso de Deltebre. En todos estos casos es necesario dejar zonas limítrofes sin tratar, que evidentemente son focos larvarios de la especie y disminuyen en cierta medida la eficacia de los tratamientos globales. Ciertas normativas municipales son en este caso necesarias para primar el bien colectivo en respecto del privado, y muestra de ello lo podemos encontrar en los municipios del Delta del Ebro con una ordenanza municipal específica para la lucha contra las larvas de mosquitos.

Piscifactoria de Deltebre

Teniendo en cuenta que tenemos que hacer frente a tratamientos en superficies importantes, es necesario la utilización de un medio de tratamiento aéreo, que garantice la rapidez de ejecución que nos viene condicionada por la dinámica poblacional de este insecto.

La planificación y ejecución de este tratamientos no están exentas de perturbaciones, ya que aparte de la movilización de todo el personal de tierra necesario (controles de producto a pista y senyaleros de pasadas sobre el terreno), son unos tratamientos muy delimitados en cuanto al tiempo y la climatología. Sólo se pueden ejecutar con condiciones de calma absoluta, situaciones que en nuestro territorio nos obliga a trabajar a punta de día y prolongar el tratamiento, si las condiciones son adecuadas hasta las 11 horas de la mañana. A este condicionante hay que añadir las frecuentes perturbaciones climáticas que suelen darse tradicionalmente en estas fechas, que evidentemente complican y alargan la ejecución de los mismos y en definitiva influyen en su eficacia. Como es de suponer, las larvas de los mosquitos son ajenas a estos fenómenos y continúan desarrollándose perfectamente en el arrozal.

La complejidad de estos tratamientos ha hecho que a lo largo de los años se haya priorizado trabajar con la última tecnología por parte de las aeronaves. La finalidad que se busca mediante esto es la de garantizar el éxito y la seguridad de los tratamientos. Así pues, las aeronaves van equipadas con un sistema DGPS, que nos permitirá obtener todos los detalles del tratamiento mediante la georreferenciación del trabajo diario realizado. Por otra parte, resulta de gran importancia también mantener una comunicación con el piloto mientras se está realizando el tratamiento, por lo que, tanto el personal de tierra como todas las aeronaves disponen de un equipo de radio frecuencia específico para la realización de estas tareas.

Interior duna de les aeronaus

Interior duna de les aeronaus

Un elemento limitante de los tratamientos a los arrozales, además de las inclemencias meteorológicas, es el nulo abanico de productos contra las larvas de mosquitos autorizados en el arrozal. En la actualidad sólo se dispone de un producto comercial, basado en el diflubenzuró, que es un insecticida inhibidor de la síntesis de quitina, sin la cual las larvas de los mosquitos no pueden fabricar el exoesqueleto de forma que acaban muriendo al realizar la muda. Esta coyuntura en la que nos encontramos con respecto a la disponibilidad de productos lleva dos consecuencias inmediatas que habría que evitar: por un lado la creación de resistencias a los productos que nos puede llevar el uso continuado de la misma materia activa para el control de mosquitos , y por otra parte, el encarecimiento del producto fruto de una falta de competencias en el mercado. Es por estos motivos, que desde el año 2007, en que entró en funcionamiento la regularización de los productos a nivel europeo, quedando solamente en uso un producto, insistimos en la necesidad de revisar este listado para incorporar nuevas moléculas que nos permitan realizar nuestra labor correctamente.