Paludismo

En este apartado no se quiere más que hacer constar la relación que ha tenido el paludismo con la gente del Delta; fruto de informaciones extraídas por la misma gente se quiere dar una pequeña pincelada de cómo se realizó la campaña antipalúdica en estas tierras.

La incidencia del paludismo en el Delta del Ebro se remonta a principios de siglo. En aquellos tiempos, la rápida expansión del cultivo del arroz en la zona, gracias a la construcción de los dos canales del Ebro, favoreció aún más la presencia de mosquitos, en concreto del género Anopheles en una zona ya de por sí húmeda con lagunas de aguas estancadas.

Antic dispensari
Antiguo dispensario antipalúdico de Sant Jaume d'Enveja

A diferencia de hoy en día, el cultivo del arroz requería de un gran número de trabajadores, que venidos de tierras valencianas o andaluzas hacían posible la obtención de la cosecha anual. Este hecho fue un elemento clave en la extensión de la parasitosis, ya que muchos de estos temporeros provenían de zonas donde se encontraba el plasmodio causante de la enfermedad.

Además, las condiciones en que vivían tanto estas personas como los habitantes del Delta hacían más fácil esta propagación.

Habitants del delta

Las casas disgregadas entre los arrozales, así como el hecho de que los establos y corrales (lugares donde habitualmente se refugian estos insectos) fueran una continuación de estas casas, facilitaba una rápida y segura propagación de la enfermedad, que acababa siendo una transmisión doméstica, ya que afectaba a muchos miembros de una misma familia especialmente bebés.

Ante este aumento de los enfermos, la Dirección General de Sanidad, que era quien se ocupaba de estos temas, se vio obligada a instalar varios dispensarios antipalúdicos en la zona, uno de los cuales fue el de Sant Jaume d'Enveja.

Este dispensario fue inaugurado en 1925, con la función de atender y estudiar todos aquellos casos de paludismo de la comarca, entonces perteneciente al Baix Ebre, por donde pasaban enfermos de Santiago y temporeros venidos de fuera, además de los de La Cava, Jesús y María y Camarles.

Retrat del Dr. Ildefonso Canicio
Ildefonso Canicio

La dirección del centro fue a cargo del Dr. Ildefonso Canicio y el Dr. Pablo Cartañà, el segundo de los cuales, dos años después de la puesta en funcionamiento del dispensario marchó a Barcelona, ​​donde fijó su residencia. El Dr. Canicio quedó al frente del centro hasta que el paludismo cedió.

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Dr. Ildefonso Canicio treballant amb un microscopi

Los medios con los que se combatía la parasitosis eran pocos y no hacían la tarea fácil. El Dr. Canicio, natural de San Carlos de la Rápita fijó su residencia en Sant Jaume d'Enveja. El dispensario se encontraba en la misma casa donde vivía, lo que le hacía fácil compaginar su labor como médico de medicina general de Sant Jaume d'Enveja y dedicar las máximas horas posibles al estudio de la enfermedad. Su trabajo en la consulta hizo que ayudara a venir al mundo a dos generaciones, por lo que llegó a conocer muy bien a sus pacientes.

Para la determinación del plasmodio se realizaban extracciones de sangre, que efectuaba el Sr. Artur Sánchez. Con estas muestras de sangre se hacían unas preparaciones de gota gruesa y eran analizadas en el microscopio por el Dr. Canicio.

Todos los casos analizados eran recogidos en unas fichas proporcionadas por la Generalidad de Cataluña o por la Dirección General de Sanidad, donde se recogen los resultados de los análisis realizados, en función de si eran positivos al paludismo o no, y en caso afirmativo, qué tipo de paludismo era. Del estudio de estas fichas se confeccionaron unas gráficas, hechas a mano por el mismo doctor, en las que consta qué tipos de paludismo estaban presentes en el Delta así como la procedencia de los enfermos y su número. Estos resultados dejaron patente una mayor incidencia de casos de paludismo causados ​​por Plasmodium vivax (terciana), que por suerte, los diferentes tipos de plasmodio no era de los más virulentos. También hay constancia de casos de Plasmodium malariae (cuartana) y Plasmodium falciparum (laveriana).

El tratamiento de la enfermedad se hacía a base de quinina, también llamada sofate, que administraba en forma de pastillas. Su mal sabor hizo que a los enfermos se les obligara a tomarla en el mismo dispensario para tener la seguridad de que se administraba correctamente. A lo largo de los años se fueron alternando diferentes formulaciones para que su sabor no fuera tan desagradable a la vez que también hacerlo más eficaz. Los últimos años de la campaña contra el paludismo, concretamente a partir del 1943, se administraban pastillas de A.T.P (0,1 gramo de atebrina y 0,005 gramos de plasmoquina).

Pastilles ATP
Pastillas de ATP

La campaña antipalúdica dio pie a estudiar cuál era la biología del mosquito que transmitía este plasmodio, para poder poner en marcha una lucha integrada en la que una pieza clave era informar bien a la gente de cuáles eran las medidas que se podían adoptar para disminuir las posibilidades de infección, editando unas fichas informativas que se encontraban en los dispensarios; el progreso, con una mejor condición de salubridad en las casas, sumado a la intensa lucha llevada a cabo en la zona hizo posible la erradicación del paludismo en el Delta del Ebro hacia los años 50.

Paper escrit amb missatges de la campanya antipalúdica

Como anécdota, en nuestra búsqueda de información, pudimos mostrar la ficha con los datos de la atención en la consulta a su propietaria, Francesca González, que a la edad de 22 años contrajo paludismo y fue atendida por el Dr. Canício a su consultorio de Sant Jaume d'Enveja.

Fitxa amb les dades de l’atenció en la consulta a la seva propietària, Francesca Gonzàlez

Imatge de Francesca Gonzàlez

El Dr. Canicio dedicó gran parte de su vida a la lucha contra el paludismo en el Delta del Ebro; él mismo y su esposa también se vieron afectados. Murió en Sant Jaume d'Enveja el día 6 de enero de 1961 a los 62 años de edad. En su dispensario dejó numerosas fichas de sus pacientes que dejan constancia de su labor, así como las gráficas, muestras de sangre y algunos utensilios utilizados en el dispensario, recuperados primero por la que fue su hija adoptiva, Adela Gisbert Casanova, y hoy en día por sus nietos, que recientemente han expuesto todo este material en el pueblo de Sant Jaume d'Enveja.

Adela Gisbert Casanova
Adela Gisbert Casanova