Aunque habitualmente tanto los machos como las hembras de los mosquitos se alimentan de néctar de los vegetales, las hembras requieren de un suplemento alimenticio muy rico para poder desarrollar un gran número de huevos. Este suplemento rico en nutrientes suele ser la sangre de diferentes vertebrados.
Así nos encontramos en que todas las especies no pican al hombre, elemento importante a la hora de establecer su control. Especies de los G.Aedes, Ochlerotatus, Anopheles y Culex son las más importantes a tener en cuenta.
Los mosquitos suelen picar al crepúsculo del día, momento de reposo de sus huéspedes y donde la presencia de posibles depredadores todavía es limitada. Hay que señalar por su importancia a nivel de molestias la facilidad que presentan los Aedes a picar a cualquier hora del día.
La fecundación de las hembras se realiza en el momento del nacimiento del adulto. Se constata una cierta sincronía, donde los machos suelen emerger antes de que las hembras, estableciendo unas nubes de cópula donde al atravesarlos las hembras quedan fecundadas. Los espermatozoides quedarán alojados en las espermatecas, en número suficiente como para fecundar todos los huevos que la hembra desarrollará a lo largo de su vida fértil.
La vida del mosquitos suele ser muy corta, los machos una vez alcanzada su misión de cópula (variabilidad genética) suelen desaparecer. La vida de las hembras es un poco más larga y en función de los condicionantes climáticos puede ser de semanas e incluso un par de meses. En este periodo podrá llegar a completar 4 o 5 puestas.
Un elemento clave para el ciclo biológico de los mosquitos es el periodo invernal, momento desfavorable por las condiciones climáticas para su desarrollo. Este condicionante lo resuelven de manera diversa y suele ser característica para cada especie. Unos lo pueden pasar en fase larvaria (Culiseta) dando al final unas larvas de gran tamaño. Otras en fase de huevo (Aedes, Ochlerotatus) que gracias a ciertas adaptaciones contra la desecación de su envoltorio podrán permanecer depositados en el suelo hasta varios años. Finalmente otros lo pasarán en forma de adulto (Anopheles), generalmente hembras de última generación, ya fecundadas, que permanecerán en lugares protegidos donde las condiciones de temperatura y humedad no varían mucho, y serán las que una vez pasado este periodo desfavorable y previa ingesta de sangre desarrollarán la próxima generación.
